La Cúspide del Tedio desde 2011®

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domingo, 7 de octubre de 2012

Peace, Love and Understanding




Desde aquí, como ha sido siempre. Transitando estas calles que en ocasiones me han visto caerme a pedazos. Esta ciudad que ha estado en llamas, que se ha consumido hasta los cimientos. Esta ciudad desierta, donde se han extinguido todas las mujeres, todas, hasta no quedar ninguna. Donde se han ido todos los amigos, no ha quedado nadie. Esta ciudad que arde continuamente y que continuamente también renace de las cenizas, sin que nadie se de cuenta. Todo arde dentro de mi cabeza. Y sí, todos los que estamos aquí vamos a morir, absolutamente todos. Todos los que ahora respiramos, tan ocupados en la faena de la vida, tratando de ser nosotros mismos, todos, vamos a morir. En 150 años nadie estará presente. Toda una humanidad nueva estará haciendo lo mismo de muy distintas formas. ¡Cuántos y cuántos han estado antes que nosotros! Esto es una carrera de relevos y nada más. Cobain murió a los 27. Se fueron él y toda su contradicción y angustia. El buen Elliott Smith se fue a los 34. La edad que ahora tengo. Se fueron él y toda su belleza. Siddharta Gautama descubrió su gran verdad a los 35. Y  vivió hasta los 80. Asesinaron a Jesús a los 33. ¡Cuánta mierda, cuánto dolor y cuánto odio se han producido en tu nombre, oh, Jesús! El buen Saramago se fue de más de ochenta y dijo lo que tenía que decir. Y mi vecino Nefta y el jovencito del cual ni siquiera se su nombre se fueron bastante jóvenes. Debemos recordarlos. Adam Yauch se fue recientemente y parece que hizo mucho y se divirtió bastante. ¿Qué había en la mente de mi tío Román antes de irse? ¿Qué sueños, qué ideas, qué anhelos poblaban su mente? Y tantos y tantos más. Y los muertos en vida, que son un chingo. Y toda la búsqueda y todo el tiempo pensando en ti. Y sin embargo mi mente me rescata. La taza de café, las ideas y las historias, la música, la sonrisa de Sofía, la luz que se refleja y baila en las cosas a ciertas horas del día. Ciertas tardes, ciertos momentos, ciertos lugares, ciertas personas, ciertas personas. El atisbo de esperanza, el lento vaivén de la vida. No estar agradecidos por cada uno de los días sería una equivocación. ¿Recuerdas que alguna vez te dije que no me importaba la opinión de nadie sobre la faz de la tierra, sino solo y exclusivamente la tuya? Pues tu opinión ahora me vale una completa y soberana mierda. Las respuestas están dentro de mi.

Sólo el amor puede salvarnos.