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¿A dónde te has ido?
¿A dónde te has ido mi amado fluir? Todo en una palabra: Ironía. Sentencia terrible. A lo largo de todo este tiempo he caminado y me he olvidado de mi mismo. Cada día es un comenzar y un recomenzar, un ir constante hacía ninguna parte. De pronto encuentro y así evalúo y organizo: Temores, ideas, momentos, constante lucha con mi ser.
-Vuelve al punto de inicio, reinvéntate, vuelve a ser, ven, ven aquí, cómeme-
En un momento estallo y los trozos de mi cubren cuanto puedo ver, entonces tiemblo fuerte y respiro, palpo, suspiro, degusto, eyaculo.
Después del hastío, del asco y del hartazgo...
Calma.
Somos la caricatura de nuestro propio ideal.
