La Cúspide del Tedio desde 2011®

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lunes, 19 de noviembre de 2012

something is rotten in the state of denmark



"We are what we think.
All that we are arises with our thoughts.
With our thoughts we make the world."

Buddha


Hamlet:

¡Ah, si esta carne, sólida en exceso,
se pudiera fundir y derretir,
disolverse en rocío!
¡O que el eterno no hubiese fijado
su ley contra el suicidio! ¡Oh Dios! ¡Oh Dios!
¡Qué tediosos, qué rancios y qué vanos
me parecen los usos de este mundo!
¡Fuera! ¡Atrás! ¡Oh aparta!
Es un jardín no limpio de cizaña
que va creciendo para ser simiente;
cosas exuberantes y groseras
lo tienen poseído por entero.
¡Que a esto se haya llegado!
¿Sólo dos meses que murió! ¡No tanto!
¡Ni dos siquiera! ¡Un rey tan excelente,
que era lo que Hiperión es junto a un sátiro, 
comparado con este! Tan amante 
de mi madre que acaso no dejara
que las auras celestes le llegasen
al rostro con rudeza. ¿Cielo y tierra!
¿Tendré que recordarlo? ¡Si ella siempre
se colgaba de él, cual si le diera
más apetito aún aquello mismo
con que se alimentaba! Y sin embargo,
antes de un mes... ¡No quiero ni pensarlo!
¡Fragilidad, tu nombre es de mujer!



Hamlet:

Yo os diré por qué, y así, al anticiparme os ahorarré
vuestra revelación, con lo que vuestro secreto 
para con el rey y la reina no perderá ni una sola pluma.
De algún tiempo a esta parte, sin saber por qué,
he perdido por completo la alegría, he abandonado
todos mis habituales ejercicios, y en verdad, 
todo ello pesa de tal modo sobre mi natural,
que esta hermosa estructura que es la tierra
me parece un estéril promontorio;
ese dosel supremo del aire que ves,
esplendido firmamento allí suspendido,
ese techo majestuoso tachonado de dorado fuego,
no es para mí más que una inmunda y pestilente
condensación de vapores. ¡Qué maravillosa obra
es el hombre! ¡Qué noble su razón! ¡Qué infinitas sus facultades!
En su forma y movimiento, ¡Qué exacto y admirable!
En sus acciones ¡qué parecido a un ángel!
En su inteligencia ¡qué semejante a un dios!
¡La hermosura del mundo! ¡Dechado entre los seres!
Y sin embargo, ¿qué es para mí esa quintaesencia del polvo!
No se deleita el hombre, no ni la mujer tampoco,
aunque con vuestra sonrisa parezcáis decirlo.



Hamlet (tomando entre las manos el cráneo desnudo de Yorick):

Déjame verla. ¡Ay, pobre Yorick! Yo le conocí.
Horacio; era un hombre de una gracia infinita,
de la mas excelente fantasía. Mil veces me 
llevó sobre los hombros, pero ahora ¡qué horror
me da recordarlo! Náuseas me da pensarlo.
De aquí pendían aquellos labios que yo besé 
no sé cuántas veces. ¿Qué se hicieron tus chanzas,
tus piruetas, tus cantos, tus destellos de alegría
que solían llenar de carcajadas la mesa toda?
¿Ni una sólo ya queda para burlarte de tu propia mueca?
¿Tán cariacontecido estás? Llégate al gabinete
de la dama y dile que por mucho que se pinte
con dos dedos de afeite, vendrá a parar en este
semblante. Hazla reir con eso.


Hamlet
William Shakespeare