Sentado en mi sillón, en medio de las percepciones de la noche, olvidadas por la enajenación de mi congoja, del tiempo, de malos programas de tv, del no encontrar lo delicioso a lo cotidiano, sí, del tiempo, del pinche tiempo que pasa y pasa. Sentado junto a lo que me hunde y me rescata, (dependiendo de lo tieso de mi rostro) pienso, te imagino recostada sobre mi cama y de magnífico humor, con esa complicidad por la cual haría casi cualquier cosa. Un libro, conversación, la escucha y la vista, el poema, cosas más. Disueltos en la respiración del mundo, sin prisas.
Sí, el puto tiempo.
