recorriste el sendero de los años
de los días que se suceden
unos a otros,
inevitables,
aprendiste los conocimientos de los
hombres,
fuiste, sin duda alguna, uno de ellos,
seguiste sus maneras,
sus formas y costumbres.
Desde pequeño pusiste uno a uno
los ladrillos componentes de la vida,
escribiste tu nombre en piedra
en la pared de lo infinito.
Te diste cuenta de las oportunidades
que llegan unas y otras,
amaste a tus mujeres
te consumiste en ellas,
fuiste padre y guía,
diste lo mejor de ti,
edificaste castillos de riqueza,
torres que llegaban hasta el cielo,
llenaste grandes arcas
con monedas de sudor y esfuerzo,
nunca te rendiste,
buscaste en el fondo del mar
tus tesoros.
Y creciste, fuiste el centro de
atención,
punto de referencia.
Fuiste respetado y mil personas
se acercaron a ti en busca de ayuda
y consuelo,
creaste,
predicaste en el desierto a las piedras
fuiste todo lo que un hombre
puede ser,
fuiste un hombre y todos los hombres
fuiste César, Carlomagno. el gran Khan
fuiste Hemingway, Armstrong
y Marlon Brando.
Recorriste los años y ellos
te recorrieron a ti.
Y de repente,
de un día para otro
de tu imperio de polvo
no quedo nada.
